Nosotros, que verdaderamente vivimos como robots, autòmatas "formados" que pasamos gran parte de nuestra vida presionados por el reloj, por las ideologìas y por los prejuicios, queremos hacer lo mismo con el niño y menospreciamos a la criatura que existe en esos seres tan idenfensos.
Y los niños, de tanto escucharnos decir idioteces, terminan creyendo que realmente son ruines, incapaces, burritos y no hacen nada para ser mejores.
Ahì entonces està el caos. Nada se conseguirà del niño hasta que nuevamente se lo haga sentir capaz. " Si papà, mamà y la maestra, que son adultos, que saben todo, dicen que soy asì, realmente lo soy".
Resulta entonces muy difìcil hacer que el niño crea lo contrario. Esto es muy triste. El niño crece desilusionado de èl mismo, sin creer en el potencial riquìsimo, valiosìsimo que todos nosotros tenemos. No consigue vislumbrar el universo inmenso de riquezas creado por Dios para que lo podamos gozar. Y cuando llega a adulto continùa viviendo en la mediocridad, no cree ser gran cosa, pues hicieron mediocre su cabecita.
A partir de ese reconocimiento, preparè un ejercicio de relajaciòn que hiciera pensar un poquito a los niños sobre el asunto; que trabajara la autovaloraciòn como estìmulo a la alegrìa de vivir, y tambièn la valoraciòn de los sentidos.
Cerrà los ojos, quedate tranquilo, relajate, dejate estar.
Vamos a dejar que la imaginaciòn corra libremente.
Mirate.
Pensà que te estàs mirando en el espejo.
Lentamente, observà tus ojos, tu nariz, tu cabello, tu rostro.
Hacè un guiño con tus ojos. Una sonrisa. Tratà de sentir tu perfume.
Escuchà tu voz cantando. Cantà un poco para vos mismo y escuchà tu propia voz.
Hablà frente al espejo: " Yo me gusto", " Yo soy lindo", " Yo soy bueno", " Yo estoy muy bien".
Ahora pensà un poco en lo que te digo: ¿ Existe alguien que sea igualito a vos? ¿ Con tu mismo rostro? ¿ Con el mismo color de ojos?
Mirà bien. ¿ Ya encontraste alguien asi? ¿ Con el mismo nombre o sobrenombre? ¿ La misma sonrisa? ¿ La misma ternura? No. Podràs recorrer todo el mundo y no encontraràs alguien asi, igual a vos.
¡ Vos sos ùnico!
¡ Especial!
Dios te hizo ùnico y te ama de manera ùnica, especial, de una forma que no utiliza para amar a nadie màs.
Vos sos especial en el corazòn de Dios.
Sos especial tambièn en el corazòn de papà y mamà.
Papà y mamà te aman como sos. Ellos saben lo que es importante para vos, lo que te hace feliz, lo que te hace crecer màs.
Si tu papà y tu mamà te corrigen es porque ellos te estàn ayudando a crecer y a aprender cada vez màs a ser ùnico. Asì tambièn, haràn lo que sea necesario para que tu hermanito o hermanita sean ùnicos.
Vos lo vas a entender: papà y mamà no pueden dar amor de la misma forma a vos que a tu hermano. Ustedes son diferentes, maneras de ser diferentes. Por eso cada uno es ùnico.
El amor del padre y de la madre es pleno e infinito para cada uno de los hijos. Este amor es semejante al amor de Dios para cada una de las personas de este mundo.
Dios hizo de una manera especial a cada uno, cada una tiene su belleza particular.
Ahora, en tu imaginaciòn, observà a tu hermano o hermana. Observà cuànta diferencia hay.
¿ Entonces?
No te entristezcas si mamà y papà te tratan de manera diferente. Ellos necesitan tratarte asì porque vos sos diferente.
¡ Vos sos especial!
Vos sos como la flor del Principito: ùnica en el mundo.
¡ Felicitaciones, sos maravilloso!
Sentite feliz por ser asì. Muchas personas te aman. Vos irradias amor.
Respirà profundamente.
Cuando yo cuente hasta tres, abrì los ojos y grità:
¡ Gracias, Señor!
Cada hijo ocupa un lugar ùnico que no podrà ser usado por el otro.